Inicialmente, las chimeneas de bioetanol estaban pensadas como elementos decorativos y estéticos, pero el resultado y la sensación que transmitían iban más allá de lo que cabía esperar. Por ello, los fabricantes se dedicaron a desarrollar esta tecnología para que se convirtieran en funcionales y verdaderas fuentes de calor. Hoy en día, las chimeneas de bioetanol son ya una alternativa real para un sistema de calefacción en su hogar.
Una chimenea de bioetanol es fácil de instalar y de excelente funcionalidad, respetuosa con el medio ambiente, sin leña, humo ni olores desagradables. Pero también hay otra ventaja, que ninguna otra forma de calefacción de llama puede igualar. Las chimeneas de bioetanol se pueden colocar en cualquier lugar, en cualquier momento, ya que no requieren ningún tipo de extracción, incluso hay modelos que se pueden trasladar de una habitación a otra, con las debidas precauciones.
La autonomía de una chimenea de bioetanol depende de la capacidad del depósito y de la intensidad de la llama. Los quemadores oscilan entre 0,20 L/hora y 0,90 L/hora, según la intensidad de la llama, y pueden estar encendidos entre 3 y 25 horas.
Durante su combustión, el bioetanol libera un calor con poder calorífico y, al no haber chimenea, la mayor parte del calor generado por la combustión se concentra en la habitación. Este calor está formado por dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O) en cantidades inocuas, sustancias que también se producen al respirar. Sin embargo, siempre es importante mantener una buena ventilación para garantizar un nivel saludable de oxígeno.
Al no generar humo, cenizas ni ningún otro tipo de residuo, el mantenimiento de este tipo de chimeneas resulta sencillo y fácil. Basta con llenar el depósito de combustible y quitar el polvo de la estructura, como si se tratara de un mueble.
15.09.2022